Ernesto Cavour Aramayo 1940 - 2022

GRACIAS POR TODO QUERIDO MAESTRO DEL CHARANGO ERNESTO CAVOUR ARAMAYO, TUS ENSEÑANZAS VIVIRAN POR SIEMPRE Y PARA SIEMPRE........

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Alfredo Domínguez - Parte I

Ch’enko total. El papirri: personaje de la Pérez, también es Manuel Monroy Chazarreta

La Razón (Edición Impresa) / Manuel Monroy Chazarreta
00:00 / 13 de febrero de 2019
Alfredo cumpliría este 9 de julio 81 años. Hubiera sido un abuelito feliz, tranquilo, chanceador, con la sonrisa sincera en el rostro, la pausa necesaria al hablar, el humor y la anécdota florecida. Nacido en la bella Tupiza en 1938, en el seno de una familia muy humilde, vivió solo 42 años. Su papá era carpintero, su mamá vendía dulces y helados, Alfredo ayudaba, era hijo único. Podríamos considerar una primera etapa los primeros 20 años de su vida entre su tierra y la Argentina, era un niño rebelde, dicen los que saben que sufrió violencia y discriminación de un profesor; agarró su maletita a los 12 años y se fue para la Argentina con un circo, integrándose luego a la zafra.
Alfredo Domínguez En esas fogatas de trabajadores golondrinas conoció el hambre, la lucha y la guitarra, experiencia expresada posteriormente en la bella canción Éxodo, track 7, del emblemático disco Vida, pasión y muerte de Juan Cutipa (1969), que contiene 12 piezas, cada una con su respectivo oleo. Tras la desesperada búsqueda paterna, retorna a Tupiza con la Policía, directo a la plaza a vender dulces. A los 15 años integra la estudiantina del Prof. José Ortega, en ese contexto empieza a tocar piezas de Tarrega y Sor, repertorio clásico que le deja un trémolo cristalino, glissandos expresivos, un sonido potente. Más tarde, Alfredo le dará a estos recursos técnicos su propia identidad. Cuentan los que saben que su papá lo vio de la ventana ensayando con la estudiantina prohibida, Alfredo salió corriendo a casa, se metió debajo de la cama, ante su asombro, el padre le ofreció hacerle una guitarra si se comprometía a no meterle a las copas. No volvió al colegio, decidió cumplir su servicio militar en Tarija, parece ser que es allí donde le agarra la vinchuca traidora dejándole el chagas mortal.
Una segunda etapa podría ser su estadía en La Paz, migración interna en la década de 1960, fundamental en su obra y oficio musicales. Era un gran arquero del Club Huracán de Tupiza, llega a La Paz con la intención de integrarse al Bolívar; se dice que Liber Forti, hombre de teatro, intelectual del pueblo y stronguista (chiste), le aconseja optar por la guitarra. Cuenta su esposa, Gladys Cortés, que Alfredo estaba en La Paz, sin trabajo y sin guitarra. Es noviembre de 1963, se realiza un acto de residentes  en homenaje a tupiceños sobresalientes, se condecora al gran futbolista Víctor Agustín Ugarte, gloria de la época; entonces se llama a Alfredo al escenario, los residentes le regalan de sorpresa una guitarra del célebre Luthier Rivas: el músico pasmado llora de emoción, pues realizaba actuaciones en radio El Cóndor y radio Méndez con guitarras prestadas. Gladys también relata que Alfredo tenía ya en ese momento unas 50 composiciones, tanto instrumentales como cantadas, pero no le gustaba su timbre de voz, por eso su primer disco autofinanciado de cuatro canciones tiene el apoyo de una cantante. En 1966 se abre la Galería Naira comandada por ese gran hombre Don Pepe Ballón; al lado de la galería de la calle Sagárnaga había una salita vacía donde Alfredo ensayaba, fue allí el gran encuentro histórico con el célebre charanguista Ernesto Cavour, paceño y vecino de la zona, sumándose el antropólogo y quenista suizo Gilbert Favre: nace un trío notable, base de lo que serían Los Jairas. La salita se volvió la Peña Naira, epicentro de estos músicos valiosos. Esta década es muy fértil para Alfredo, aporta a la guitarra mundial con sus propuestas sonoras, inventa articulaciones propias, sonidos que emulan al erke, la caja, el charango, el pinkillo, los cerros colorados lo pueblan. Las piezas Por la quebrada y La pastora, hits de 1969, son referentes de la época. Es fundamental el encuentro con Violeta Parra, quien llega una noche de ese 1966 detrás del amor perdido del Gringo bandolero que ya se había casado; Violeta actúa en la Naira muy triste, escucha a Domínguez y le aconseja para siempre no renegar de su timbre de voz y del canto. Entonces nace Juan Cutipa, hito de la música popular boliviana, en forma de suite muy personal es un autorrelato de vida, migraciones y sobrevivencia. Canciones sentidas, como la emotiva y compacta Rosendo Villegas Velarde, contrastan con el humor hualaycho y juglar de Sí, señora, soy un indio, sencilla pero profunda crítica al racismo europeo.
La tercera y última etapa, la década de los 70, encuentra a un Alfredo migrante en Suiza, con esposa y dos hijos, desarrolla su talento como artista plástico en Ginebra, dando conciertos exitosos con su guitarra de fuego. Artista natural, junto al grupo Los Jairas, consolida el denominado neofolklore andino; sin embargo el tupiceño no integra el grupo. Alfredo Domínguez es un gran referente de la música popular latinoamericana. Hay que destacar el trabajo de transcripción de la guitarra de Alfredo que realizó el maestro tarijeño Fernando Arduz, que logra incorporar el repertorio Domínguez a los centros académicos musicales. A mí me salva la vida en Japón, cuando mi productor nipón propone en 1990 que, dentro de mis conciertos, toque 30 minutos de guitarra latinoamericana; no tenía nada de Bolivia y conozco Por tu senda, pieza instrumental que interpreté como obertura de mis presentaciones por una década. Tuve el honor de tocarla en Ginebra en 2007 en presencia de la bella Gladys. Este 28 de enero fueron 39 años de la muerte de Alfredo. Nuestro reconocimiento sentido y permanente. Estito continuará.

 Alasitas "Patrimonio cultural inmaterial de la Humanidad".

 Historia de cómo el monumento al Ekeko, hecho por el escultor Víctor Zapana recuperó su charanguito por acción directa de los charanguistas de la Peña Naira.

Omar Callisaya Miranda


 Nace en la ciudad de La Paz-Bolivia un 11 de agosto, hijo de Zenón Callisaya Valdivia y Delina Miranda de Callisaya, inicia su carrera musical el año 1983 en la ciudad de El Alto junto a la agrupación “Renacer Andino”, integró el grupo de música vernacular “Expresión Cultural Akhamani”, durante la etapa universitaria conformó el grupo “Ayar”. Luego encontró en la recordada “Peña Naira”la motivación para  desarrollarse en la interpretación del charango. Ha sido integrante desde sus inicios del grupo “Wiphala”, acompañó en giras, presentaciones y grabaciones a distintos conformaciones musicales: “Grupo Naira”,  “Americanto”, “Al Margen”, “Luz del Ande”, “Qhana” y el grupo “Coca”, como también a destacados solistas nacionales: Ernesto Cavour, Fernando Jiménez, Luis Rico yEdwin Troncoso entre otros.
Como solista de charango autodidacta ha participado en varios festivales de los que resaltan: Aiquile en Cochabamba-Bolivia (1992-1998), el segundo encuentro de charanguistas en México (2004), Festival del Charango en Puno-Perú (2013) y el recitalen la Universidad AutónomaNacional de México (UNAM-2016), actualmente impulsa el colectivo paceño “Charanguistas Meritorios”.
Ha recibido acreditaciones y reconocimientos: El Ministerio de Educación del Estado Plurinacional de Bolivia locertificó como “Intérprete de Charango”(2018), la cámara de diputados de la Asamblea Plurinacional de Bolivia le otorgó reconocimiento como organizador del IV festival “Bolivia en su charango” (2014), fungió como Presidente de la Fundación Cultural Charango Boliviano (2015-2016).
FueProductor-Coordinador en la obra-Cantata “Una Historia a 1000 voces” en comunidades campesinas del oriente y chacoboliviano desarrollando investigación participativa plasmada en un libro de historias de vida, recopilación de música comunitaria  y composición artística junto a Luis Rico y Bernabé Guzmán (2012).
Es Ingeniero Agrónomodela  Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) de La Paz-Bolivia, tiene formación en Geografía Humana, Derecho indígena y saberes ancestrales. Por casi dos décadasha trabajado en diferentes instituciones de Cooperación internacionaly de Estadoen Bolivia y parte de Sud América, esta vivencia ha servido para encontrar valiosas historias de  comunidades, hombres, mujeres y naturaleza de nuestro pueblo latinoamericano y motivaciónpara algunos de los títulos de este fonograma.
Esta producción presenta 10 temas: 4 para solista en charango y  6 compuestos para interpretación en grupo de folklore en los que se muestra la conjunción de la fuerza de los aerófonos andinos, la dulzura de los charangos y la vitalidad del canto comprometido mediante la musicalización de historias vivas de sociedades, momentos, paisajes y personajes importantes encontrados en nuestra tierra.
PACAJES QUINTO SOL tema  que nombra  este disco,se entiende como un sentimiento imaginado del “espacio y tiempo” del Gran Señorío “Jach´aSuyuPacajes”, que es una de las más importantes naciones  originarias en Bolivia, la música y el poema vitaliza el mito oral que guardan los ancianos aymarasrememorandoel origen de su territorio a partir de la uniónde la TaykaMarkaCaquingora(La Madre) y el AwquiMarkaCallapa(El padre) que generaron su descendencia territorial hasta la actualidad.
A través de esta composiciónseexpresa la  admiración porla sociedad  andina y su forma inteligente de cuidar su historia.
Agradecimientos
A Zenón, Delina, Saúl, Yuri, Concepción y Diego: Mi familia. A mis grandes jilatasde arte: Yesid Poma por su talento y  aporte técnico musical, Edwin Troncoso que se comprometió desde un inicio en este proyecto, Javier Magne por la quena virtuosa que no deja que olvide de donde provenimos como intérpretes, Mateo Huayhua por la percusión andina y seguir siendo un gran amigo,  a Reynaldo Vega, mi compadrepor sus artísticos aportes con el siku,Fernando Guillén por asumir el reto de vestir con  la batería acústica los ritmos pacajeños,  a Rocío Moreira por su dulce canto comprometido con nuestra gente, David Portillo por el timbre guerrero,con quien comparto plenamente la admiración por nuestro mundo andino, a Carlos Mendizabal una voz sin comparación ya Hernán Ponceun virtuoso de la percusión. Agradecimientos especiales  a Juan José Condori por su profesionalismoen el registro de este trabajo y a Christian Frade por el arte en la diagramación.
Gracias de corazón a Adriana mi compañera, que con su amor y tolerancia impulsó este trabajo.
Mención
A mis hermanostod@sde la Peña Naira, entre ellos a  Eleazar Quisbert y Juan Carlos Ríos que apoyaron también este proyecto.





Los Jimenez presentan un disco dedicado al viento boliviano

Milen Saavedra  / La Paz

El 2005, el vientista Fernando Jimenez (sic) grabó el disco de música instrumental titulado Dos generaciones, junto a su hijo Kicho, quien en ese entonces tenía 15 años. Hoy, con el objetivo de continuar ese trabajo, los músicos, que también son integrantes de Wara, presentan su más reciente producción titulada  Herencia y misterio del viento boliviano.

"En este trabajo  queremos mostrar las mejores canciones de los 17 discos que  tenía grabados en mi carrera como solista”, explica Fernando, que sostiene una caja de zampoñas, a las que llama sus "wawas”.
El álbum presenta 18 temas instrumentales de reconocidos  compositores bolivianos como Luis Rico, Willy Alfaro, Clark  Orozco, Orlando Rojas y el mismo Jimenez.

"Son las canciones instrumentales más hermosas de Bolivia,  tanto en melodía  como en la participación de los compositores, con quienes hemos grabado, en algunos casos, y tocado como Eddy Navia, Ernesto Cavour y Carlos Daza. Nos han apoyado durante estos 38 años de música, en mi caso, y de Kicho,    que ya van a ser 10 años”, agregó Fernando.

Esta selección fue destacada por Grillo Villegas debido a su aporte histórico a la música. Sus palabras se leen en la contratapa del disco, que, en una parte, dice: "Es un trabajo de investigación y propuesta, un testigo de nuestra historia a través del soplido tenaz. Que fluya por siempre”.

Fernando contó también que el título del disco fue una sugerencia de Cavour, a quien calificó como "una de las personas más importantes dentro de nuestra carrera” porque le incentivó y motivó para tener un estilo propio.  ► ► ► ►Ver más





José MendozaFrom a very tender age, José Mendoza has been an autodidact charango player. In addition to this, he is also a fully-fledged guitarist, and now teaches at the Darius-Milhaud d'Antony Conservatory near Paris, as well as at the French National Instutute for Young Blind People. In addition to this, he is part of the Agustin Barrios quartet, which specializes in the interpretation of South American music.
Works such as «Nuestra Señora de la Paz», «Hijos del Sol» and «Cantuta de Dios» have earned him several distinctions.
José Mendoza has played at the Chant du monde féminin festival (Belgium), at the Rencontres de la Guitare d'Antony, at the Rencontres internationales de la Guitare de Vendôme (France), at the Guitarras del Mundo (Argentina), as well as at the Festival international de Guitarras en Concierto (Argentina).
He most frequently composes and arranges pieces for the charango, faithful to the tradition of the great masters of his instrument: Ernesto Cavour, Manco Nuñes and Cameo Valdivia.► ► ►Ver más




 Link enviado por nuestro hermano ( Omar Callisaya )

INVENTO. Reynaldo Vega Pari expone su creación. 
El creador de este instrumento es el paceño Reynaldo Vega.


El músico y compositor paceño Reynaldo Vega promueve la música boliviana a través de su “ReyQuenacho”, un instrumento similar a la quena, pero con doble dimensión, y cuyas melodías suenan con mayor profundidad, dando un eco igual al de un bajo. En la actualidad, el mencionado instrumento se abre paso en el mercado extranjero, por su tamaño y características melodiosas.
Made in Bolivia. Según Reynaldo Vega, su inventor, el “ReyQuenacho” fue creado hace 10 años en su taller situado, en aquel entonces,  en la calle Linares. “Como músico, quise innovar las melodías que interpreto y es a partir de ello que surgió la idea de este instrumento que en un principio lo fabriqué en bambú, seguido de tubos Bergman, y lo perfeccioné en madera moradillo”.
El artefacto mide 60 centímetros de largo y el ancho está relacionado con la profundidad y el diámetro de la quena. También cuenta con dos piezas montables y seis orificios sincronizados hacia los costados para una mayor accesibilidad de los dedos.
Desde su creación, el instrumento de viento, que fue implementado por el grupo  folclórico Chuquiago, llamó la atención de otros músicos y fabricantes, quienes copiaron el modelo, motivo que obligó a Vega a registrarlo como diseño propio, hace cinco años.
El “ReyQuenacho”, en la actualidad, forma parte del Museo de Instrumentos Musicales (calle Jaén, esquina Indaburo 711), del maestro Ernesto Cavour.
Según el compositor y artista, la elaboración del instrumento demoró más de un año, pero actualmente se exporta a Japón y vale 100 dólares.
Presentaciones. Vega interpretó su “quena” para la canción La Paz, ciudad maravilla del mundo, junto al músico Ernesto Cavour, con quien además realizó composiciones e interpretaciones de varios singles, como Juancito Pinto, y en la película American Visa.
“Lo novedoso de la quena, además de su tamaño, es el sonido de la melodía que gustó mucho en Japón, tanto que, en 1992, el director Yoichi Higashi nos invitó a participar en la banda sonora del filme Río sin puente (Hashi no nai kawa).
El músico adelantó que el “ReyQuenacho” no será la última creación, sino que habrá otros aerófonos andinos.
100 dólares es el precio del “ReyQuenacho”. Lo fabrican sólo a pedido.
“Más que fama, lo que busco es  que el ‘ReyQuenacho’ sea conocido como un instrumento de origen boliviano, hecho por manos bolivianas, para evitar plagios”.
Reynaldo Vega  / MÚSICO
El inventor también es director del grupo folclórico Chuquiago. EL actual secretario General de la Sociedad Boliviana de Artistas y Compositores de Bolivia  (Sobodaycom), Reynaldo Vega, es también director del grupo Chuquiago, integrado por  Juan Carlos Urrutia, Miguel Flores, Elvis Chambi, Elvis Nina, Orlando Quintanilla y
José Apaza.

Por Ángela Carrasco - La Prensa - 19/01/2013
Link enviado por nuestro hermano ( Omar Callisaya )



Homenaje a Gilbert Favre

Gilbert Favre más conocido como "El Gringo", durante la década de los 60 vivió en Chile y luego en París junto a Violeta Parra; en 1966 se trasladó a La Paz- Bolivia, donde se dedicó a difundir el folclore, principalmente desde la palestra que le brindó el grupo boliviano “Los Jairas” y el Trío “Domínguez, El gringo, Cavour, y fue fundador de la emblemática Peña Naira. Fue aficionado del jazz, diestro con el instrumento de la quena.
El sábado 11 de Agosto 2012 en el Teatro del Charango, ubicado en la Calle Jaén 711, se rindió un homenaje merecido a Gilbert Favre a cargo de Jean-Pierre Lafitte, músico francés, junto al grupo “Chunquituy” y EMAMUS intérpretes de la música occitania francesa.

Lafitte es fundador del proyecto Sagárnaga con el que llegó al país el 2010 y hace muchos años trabaja en la difusión de la música boliviana en la cuenca del Mediterráneo. Declarado admirador del legendario grupo Los Jairas y el trío conformado hace muchas décadas por notables músicos bolivianos como Alfredo Domínguez, Ernesto Cavour y el Gringo Favre, su afición por la música boliviana lo llevó a entablar amistad con el conocido grupo Los Kjarkjas, los Awatiñas y consolidar proyectos con el maestro Cavour.
Tras la muerte del “Gringo Favré”, organiza cursos junto a la Asociación Sagárnaga. Este año, Jean-Pierre Lafitte grabó un disco con su grupo Chunquituy, se trata de un CD de homenaje a Gilbert Favre en el que traza su vida incluyendo los períodos clave ilustrados por momentos musicales.
Chuquituy está integrado por Naira Andrade, Francois Knab, Jacques Saux, Jean-Pierre Lafitte. “Dentro este grupo hay artistas mayores que no sólo estuvieron en esa época, sino vinieron a Bolivia a aprender la música y el folclore boliviano. Ellos se encargaron de difundir nuestras melodías a través de la organización Sagárnaga, donde aún practican la música nacional de esa época”




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Takaatsu Kinoshita
 “Descubrí mi pasión por la música andina desde niño”

 El músico japonés Takaatsu Kinoshita, director de Luz del Ande, dice que la música andina, pero en especial los ritmos bolivianos, son únicos.

“A los diez años escuché por primera vez la música boliviana y desde entonces me cautivó”, cuenta Kinoshita.

De corazón

El músico toca la guitarra y también se destaca en la composición. “Uno se puede inspirar en muchas cosas, ése te nace del corazón”, dice.

Kinoshita compartió el escenario con reconocidos artistas bolivianos e internacionales. Uno de sus grandes obras es el disco Suite Ecológico Ser, en el que compuso seis canciones dedicadas al sol, la luna, el mar, la tierra, el universo y el ser humano.
Por : Henry Ponce / Página Siete




 Música FolklóricaLos Jairas y la transformación de los instrumentos indígenas

De vuelta en América del Sur, la Peña Naira dio paso a una forma musical híbrida (Música Folklórica)un estilo urbano con características incorporadas de la tradición criolla (herencia española), que transforma elementos de la música indígena quechua- aymara y de la música popular. De hecho, fue con "Los Jairas" que se forja un nuevo estilo rítmico y melódico y la re-estructuración de las melodías tradicionales bolivianas que allanaron el camino para un género musical - que apelará a la audiencia de la cultura urbana de la clase media. 

Fundado en 1966, Los Jairas sentaron las bases para un lenguaje musical que inspiraría a innumerables grupos por venir. Los miembros originales de Los Jairas incluye a Edgar Yayo Jofré como cantante y percusionistaJulio Godoy como guitarrista, Ernesto Cavour como charanguista (pequeña guitarra de diez cuerdasy el suizo-francés Gilbert Favre, tocando la quena (flauta vertical).

Más tarde se les unió también el guitarrista y compositorAlfredo Domínguez, quien también tuvo una carrera solista muy exitosaDesde su álbum debut Grito de Bolivia (1967), Los Jairas saltaron a la fama nacional, así como a escala internacional, ganando varios premios y giras con figuras populares, tales como Violeta Parra durante su gira de Europa y América del SurCanciones que obtuvieron gran éxito incluyen "El llanto de Mi Madre", "El Llanto del Olvido", "
Alboroza Kolla ", "Memorias" y otros popularizados en el extranjero como "El Cóndor Pasa".

by Amy Cunningham  soundsandcolours 16 February 2011
América del Sur, revista de música y la cultura



Los Jairas y el Trio

María Antonieta Arauco, Los Jairas y El Trío Domínguez, Favre, Cavour, 2011.

Acabo de terminar la lectura del libro. Acabo de comprender.¿Qué cosa? En realidad, casi todo. Todo, desde el principio, los orígenes, del porqué hasta elmo, el ahora  y yo misma. Estoy escuchando el disco que viene con esta primera edición del libro. Recuerdos. Sin embargo… Sin embargo, como se suele decir, “no es mi generación”, “yo no había nacido”. Cavour, Favre, Joffré, Domínguez, Godoy, esos nombres me parecían bien lejanos en una historia sombría de la música boliviana. Esos mismos nombres que mis amigos mencionaban en cada uno de nuestros encuentros, lo confieso, no me decían nada, o poca cosa.
Y luego conocí Bolivia desde un poco más cerca. Canté un tema en un escenario de Montpellier, una noche, con el cariñoso y mítico Julio Godoy. Me crucé, durante un Festival del Charango en Paris, con el sensacional e inigualable Cavour y su charango, charanguito, quirquincho. Desde hacía muchos años, ya escuchaba las canciones y la guitarra emocionante de Alfredo Domínguez. Conocía el nombre de Jean Vidaillac, Sagárnaga, de lejos. Sólo faltaba este libro para juntar las piezas del rompecabezas y darles coherencia: Los Jairas y El Trío.
Devoré, almacené, me asombré, relacioné los acontecimientos y las épocas, descifré las minúsculas notas al pie de página, analicé los recortes de prensa, todo ese trabajo minucioso, de larga duración, apasionado, que realizó María Antonieta Arauco. Descubrí la sorprendente historia de la creación de la Peña Naira, en La Paz, por el suizo Gilbert Favre a su llegada de Chile. Cuna de Los Jairas, antro del nacimiento de una nueva música, del neo folklore. Ignoraba además, como tantas cosas antes de esa lectura, que la Peña Naira era en su origen una galería de arte creada por la iniciativa, entre otros, del famoso escultor y pintor boliviano Jorge Carrasco, muy conocido en Francia por la obra de su vida, la capilla del pueblo de Menoux, en la provincia de Creuse. La Peña Naira… Hasta se dice que el Che pasó por ahí en 1967, antes que todo empiece en Bolivia, o termine, depende.
Escucho y vuelvo a escuchar el disco que forma parte del libro. Qué modernidad; o mejor dicho, no lo hemos hecho mejor desde esa época. Esa introspección en el corazón de la música tradicional boliviana, para hacer brotar un folklore de gran calidad, poderoso y sacado del fondo de las tripas de cada músico y de su tierra. Y me doy cuenta de que todas esas canciones, cuando pensaba ignorarlas, por no ser de mi época, las conozco todas. No solamente algunas, de paso, no, TODAS. En el fondo, cuando mis amigos me contaban el nacimiento de su pasión por la música boliviana, El Gringo, Cavour, Los Jairas, me quedada perpleja. Acabo de constatar que los Jairas también están en el origen de mi propia historia de amor con Bolivia. Porque su estilo inimitable fue retomado por todos los demás grupos, a través de los años. Porque los cantantes se inspiraron y que a través de su canto, siempre se escuchaba la voz de Yayo Joffré. Porque nadie igualó la quena de Favre, su melancolía y su capacidad de hacernos bailar y temblar a la vez. Porque después de haber cantado durante algún tiempo en el Grupo Sagárnaga de París, al escuchar una y otra vez esas obras de arte en mi casco mientras escribo, encuentro la huella de aquella voluntad que el grupo francés tenía de tocar cada tema según tal o cual ritmo, de tal o cual manera, porque en su inconsciente seguía flotando un aire de Los Jairas que los obsesionaba y les impedía negar el surco tan lindamente dibujado por Cavour, Favre y los otros.
Qué más acerca de este libro, sino decir que tal vez, seguramente, hemos perdido algo por haber nacido después de Los Jairas. Pero que a pesar de ello, justamente, existe un antes y un después, un después de tiempo indefinido, de la huella hasta siempre grabada, de Bolivia a Europa, de La Paz a Ginebra, a París y al mundo entero. Y lo entiendo todo. Ahora entiendo por qué, a quienes yo decía retrasados, siguen tocando desde hace años los mismos temas de la misma manera (aunque no me gusta a mí, como cantante): ¿Cómo buscar la innovación o el cambio cuando parece que ya se logró la perfección? ¿Nostalgia? Sin duda. Inmovilismo. Tal vez también. La música boliviana, por su lado, evolucionó mucho, experimentó, se negó y se pervirtió también a veces, pero de todas maneras avanzó. ¿Qué tienen de común Los Jairas y Alcohólica? Me lo pregunto. Pero seguramente existe un vínculo, tal vez, justamente, el deseo de movimiento que los primeros permitieron en el panorama musical nacional. ¿Existiría el metal boliviano si Los Jairas no hubieran revolucionado la música boliviana.

Ma photo
Emilie Beaudet 
 Montagnes d’ici et d’alleurs




  
 

Luz del Ande se reencuentra con su público en el Municipal


El músico japonés Takaatsu Kinoshita, que cultiva el folklore boliviano desde hace más de tres décadas, reunió al grupo de solistas después de cuatro años para ofrecer dos conciertos.

La agrupación Luz del Ande nació a mediados de la década de los 80 para preservar y renovar el folklore boliviano. Su director, Takaatsu Kinoshita, había llegado a Bolivia en 1982 con 19 años de edad para estudiar música con el maestro del charango Ernesto Cavour y terminó viviendo más de una década en el país. Hoy y mañana, a partir de las 19.30, la consagrada agrupación se reencuentra con su público después de cuatro años de ausencia en dos conciertos en el Teatro Municipal Alberto Saavedra Pérez de la hoyada paceña.

“Lo que caracteriza al grupo es que está conformado por músicos solistas. Cada uno tiene sus trabajos y conjuntos. Yo radico en el Japón, el Toño (Antonio Pérez) en Francia y los demás tienen contratos y viajan junto a sus grupos. Por eso después de una ausencia de cuatro años vamos a volver a activar”, menciona Kinoshita, quien junto a los demás integrantes ensayaban y probaban el sonido en el escenario del Municipal.

Luz del Ande presentará lo mejor de su repertorio, que se incluye en sus producciones discográficas. Forman parte del programa éxitos inolvidables como Cholita paceña, Lamento del minero, Manañachu, Makutimpi, Kolo Kolito, Sed de amor, Seis de la tarde, Sol naciente, Tío Filicho, Por mi nostalgia, Nevando está, temas que han quedado en la memoria colectiva del pueblo boliviano y que marcaron el gusto musical de la ciudadanía que sabe valorar la interpretación y ejecución de la música folklórica.

La agrupación, que grabó más de diez discos y que surgió en la Peña Naira, está conformada por los músicos solistas: Takaatsu Kinoshita (dirección y guitarra), Wilson Molina (guitarra y voz), Marcelo Peña (quenas), Antonio Pérez (charango), Roberto Morales (sikus) y Luis Guillén (batería andina).

Respecto a los proyectos que tiene Luz del Ande en 2011, el guitarrista japonés anunció que necesariamente debe retornar a mediados de febrero otra vez al Japón, “pero el grupo tiene previsto este año grabar un nuevo disco con interesantes propuestas de nuevas canciones en su estilo folklórico que ya impuso”.

“Vine a La Paz con mis 19 años  a buscar al maestro Ernesto Cavour, el gran charanguista, entre 1985 y 1986. Me cautivó la música folklórica boliviana”, relató el japonés Takaatsu Kinoshita, quien junto al charanguista Donato Espinoza y el vientista Fernando Jiménez formaron un trío en la Peña Naira.

Según Kinoshita, el grupo Luz del Ande ya existía desde los 70 y posteriormente el compositor Orlando Rojas le entregó el nombre al guitarrista japonés para que continúe produciendo la música folklórica con un estilo propio y característico, que aún tiene seguidores en el pueblo boliviano y en el exterior del país.


Peña Naira, el ‘semillero’ de los solistas

El guitarrista japonés Takaatsu Kinoshita llegó a La Paz con el anhelo de conocer al maestro boliviano del charango Ernesto Cavour, a principios de los 80. Era inevitable dejar de visitar la Peña Naira, el centro fundamental y semillero del folklore boliviano, que estaba ubicada en la calle Sagárnaga.

Allí, en ese sitio mágico y de inspiración para los artistas, surgió un trío de virtuosos; al músico japonés se acoplaron el charanguista Donato Espinoza y el zampoñista Fernando Jiménez. Los tres músicos apoyaban a otros grupos en sus grabaciones. La Peña Naira motivó la producción del arte y a la vez posibilitó el surgimiento de varios artistas nacionales y extranjeros.




CHENKO TOTALEL CAIT'S PONCE

Por: Manuel Monroy Chazarreta
Hoy -wallake de por medio-estoy charlando con mi amigo el Carlitos Ponce, virtuoso zampoñero paceño, fibra del jazz en los Andes. Me cuenta que a sus nueve añitos le llegó a su esquina de Tembladerani la primera zampoña , regalo de su hermano el lorito mayor Hernán, histórico percusionista del folklore nashona l. A los pocos días este lorito guagüita de pecho ya aparece tocando en la Peña Naira , entrañable centro de formación de nuestros músicos populares dirigido por el maestro Ernesto Cavour. Eran los ochenta y lo estoy viendo en el grupo Unaimanta , con su ponchito, su mirada de niño aymara y unos inusitados huevos para tocar los tubos de la de tres filas, la jodida zampoña cromática boliviana. El Lucho Rico lo chequea y se lo lleva a tocar adolescente a Alemania donde este Cait´s hace vibrar por primera vez a los k'ankas aprendiendo también el lenguaje de señas para así poder comer sus famosos Fish and chips que luego nos darían flor de kéchalera 2003 en el Reino Unido. Su padre don Guillermo Ponce- hombre de virtud- queda viudo con 5 hijos y le dice al Carlitos bachiller tienes que ser odontólogo. Pero este tigre rebelde del lorito le mete aun mas a todos los registros de las zampoñas tocando ya al final de la década con una interesante selección de músicos: Jenny Cárdenas, Orlando Rojas," Luz del Ande", el maestro Butikofer hasta llegar a formar parte del notable grupo Rumillajta con el cual da giras mundiales en los noventas. Me iba a las europas como si nada, che , me dice con su wallake, recordando a unos negros estilo matrix que los esperaban en el Aeropuerto de Nueva York con limousine pues esa vez "Rumillajta" tocaba nada menos que en Lincoln Center de la Gran Manzana. La zampoña de Ponce hizo vibrar a la BBC de Londres, compartiendo escenarios mundiales junto al Quinteto Nuevo Tango de Piazzolla y a los menes venezolanos del grupo Gurrufio.
Sin embargo, este bandido tenía el destino del trabajo propio y de converger nada menos que en el jazz , trabajo musical sofisticado que viene realizando desde el '98. Y por que no te has quedado en las Europas , le pregunto chorreado de pejerrey. Ya era papá, mis loritos y mi mujer no pueden estar por ahí solitos, pues papirri, me dice con los ojos encendidos.
Pese a las abolladuras de la vida mi cariño por el Carlos Ponce sigue intacto. Milagro musical de Tembladerani, zampoña virtuosa paceña , en los últimos cinco años ha sido el único boliviano en participar en el Festival Internacional de Jazz de California (2000) ,en el "Festival Mundial de Jazz" de Nantes, Francia (2001) ,en el World Jazz Festival de New Orleán (2004) con su ponchito y sus zampoñas construidas por él mismo, que sumadas todas logran el registro de un órgano tubular. Una vez estábamos leeeejos , mirando los mares ingleses en la Isla de Jersey , nos tomamos un champán de 100 dólares que le volteamos a un gringa yuca brindando en taza de café por nuestra amistad y porque siempre debemos valorarnos y cuidarnos ya que el país no nos tira ni pelota. Y así nos estamos ahora , cuates, ñañas como dice él, con este Cait's que ya está preparando sus maletas para representarnos en el Festival Mundial de Pan Fluts de Australia. Además, le está entrando a la "cosmo-audición" aymara, hallando sus raíces indiscutibles junto a la hermandad Sariri que comanda el guru andino Fernando Wanacuni. Gran Cait's wawita de pecho, te kero mucho, sigue adelante abriéndote paso a codazos con la escuela de Don Guillermo , gracias por tantas noches gloriosas, por los consejos de lorito tigre de Tembladerani , por tu virtuosa zampoña en mi música, por haberme defendido de tres bueyes en las velas y por este rebosado wallake de domingo en la Kollasuyo que estas por pagar.